Esta
producción belga que cuestiona el lugar que ocupa la carne en nuestras
vidas y que analiza cómo el incremento de su demanda la ha hecho
susceptible de ser tratada como cualquier otro producto de consumo,
sometido a las reglas de consecución de la máxima producción al precio
más bajo posible.
El cambio del modelo de alimentación en Occidente desde los años 60 en adelante enterró las pequeñas explotaciones ganaderas con las que Europa había salido de la postguerra y abrió las puertas a la cría estandarizada de animales, hacinados en espacios cada vez más pequeños.
Se trata de producir proteínas a un buen ritmo. Para conseguirlo, se transforma el sistema de alimentación y cría de los animales. La soja y el maíz sustituyen a la hierba y este cambio, a simple vista inapreciable, ocasiona una serie de impactos en cadena, que comienza en el trato del ganado, pasa por el deterioro medioambiental y trasciende a nuestra salud, por las enfermedades que se derivan de la propia alimentación de los animales.
El documental consigue con un tono amable y positivo, exponer los estragos del modelo agropecuario intensivo, mostrando las vías de acceso a la vuelta de un sistema más ecológico y similar al tradicional.
La producción reflexiona sobre la necesidad de modificar nuestros hábitos alimenticios y de consumo, a fin de que en vez de llevarnos a la boca, un filete lleno de estrés, toxinas y manipulaciones de todo tipo, sea un pedazo de carne "feliz".
El cambio del modelo de alimentación en Occidente desde los años 60 en adelante enterró las pequeñas explotaciones ganaderas con las que Europa había salido de la postguerra y abrió las puertas a la cría estandarizada de animales, hacinados en espacios cada vez más pequeños.
Se trata de producir proteínas a un buen ritmo. Para conseguirlo, se transforma el sistema de alimentación y cría de los animales. La soja y el maíz sustituyen a la hierba y este cambio, a simple vista inapreciable, ocasiona una serie de impactos en cadena, que comienza en el trato del ganado, pasa por el deterioro medioambiental y trasciende a nuestra salud, por las enfermedades que se derivan de la propia alimentación de los animales.
El documental consigue con un tono amable y positivo, exponer los estragos del modelo agropecuario intensivo, mostrando las vías de acceso a la vuelta de un sistema más ecológico y similar al tradicional.
La producción reflexiona sobre la necesidad de modificar nuestros hábitos alimenticios y de consumo, a fin de que en vez de llevarnos a la boca, un filete lleno de estrés, toxinas y manipulaciones de todo tipo, sea un pedazo de carne "feliz".
Como dice uno de los protagonistas del documental, André Pochon, agricultor jubilado, "el consumidor es el agente que inclina la máquina hacia la sensatez o hacia la locura. Si el consumidor sigue tolerando cualquier cosa, la maquinaria no se detendrá. Pero si rechaza este tipo de producción, los fabricantes se verán obligados a adaptarse a la demanda".
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